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sábado, 10 de octubre de 2015

Reto de Lectura 2015 - Un libro ambientado en un lugar que siempre has querido visitar: Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving

La portada de la edición que he leído.


Mi idea de leer un libro cuya acción transcurre en un sitio que te gustaría visitar alguna vez es que esa lectura te dé aún más ganas de visitarlo. Y como alguien que nunca ha estado en Granada, esas eran mis expectativas cuando decidí leer esta obra de literatura estadounidense… e irónicamente he estado a punto de perder las ganas de poner un pie en la Alhambra de puro sopor. Al final no ha sido así, afortunadamente, pero la verdad es que me he quedado tal cual estaba.

No quiero hacer una reseña muy larga, porque si leísteis mi profunda conversación telefónica con Washington Irving ya os podéis hacer una idea de lo que opino. Así que voy a empezar hablando de lo positivo, para variar. La idea de recoger los relatos y leyendas de un lugar como el palacio de la Alhambra es genial: al dejar a un lado la obsesión con el realismo y el rigor histórico con los que a veces encadenamos nuestra imaginación, lo que logran estas narrativas es dotar al lugar de cierto misticismo. De este modo, cuando por fin visitas la Alhambra, sientes que estás dentro de esos cuentos. Es como conseguir que la ficción y la realidad pongan aparte sus diferencias y se den la mano por un instante: se trata de un placer casi infantil, para qué negarlo, pero se disfruta igualmente. Y el departamento de turismo de Granada quizás tenga bastante que agradecerle a Irving en este sentido. Por eso debo decir que, cuando el libro nos da lo que su título promete (es decir, los cuentos sobre la Alhambra), cumple su propósito a la perfección.

El problema es que más de la mitad del libro no nos da lo que su título promete. En lugar de eso tenemos el blog de vacaciones de un turista muy impresionado con cada detalle de lo que le rodea y empeñado en transmitir su emoción sin conseguirlo. Lo siento, pero seamos realistas: a nadie le apetece leer el blog de vacaciones de un individuo al que no conoce. A lo mejor Washington Irving era una persona maravillosa y súper interesante, no digo que no, pero es que este libro no me dice nada en absoluto sobre su personalidad. Varios capítulos en los que simplemente describe sus paseos por la Alhambra han sido para mí el equivalente de mirar una postal durante horas. O peor, porque al menos mirando la postal tengo la libertad para imaginar yo misma lo que puede haber ocurrido ahí. Y lo siento, sé que el pobre Irving tenía la mejor intención del mundo y que estoy siendo demasiado dura, pero para mí ha sido una de las lecturas más aburridas de este año.

Aun así, vuelvo a decir que eso es solo una parte del libro. En el balance general, tendría que admitir que ha valido la pena tragarme esos párrafos interminables para poder llegar a los cuentos, que sí me han gustado y me han dado lo que esperaba. Ahora bien: si, al igual que a mí, te atrae esta lectura por el título, mi consejo es que leas solo los cuentos y te saltes el blog de vacaciones.

Ah, y no, al final no aparece ningún jinete sin cabeza. Decepcionante.

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