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sábado, 17 de octubre de 2015

Reto de Lectura 2015 - Un libro que te haya hecho llorar: El tiempo entre costuras, de María Dueñas



Hay un detalle importante que debería aclarar de antemano: cuando empecé a leer este libro, no lo hice pensando en incluirlo en esta categoría. En principio le iba a poner otra etiqueta: la de “un libro que le guste a tu madre”. Pero ¿qué pasó? Pues pasó que hacia la mitad de esta novela hay un par de momentos que… bueno… digamos que afectaron físicamente a mis globos oculares. Entonces pensé: “oye, ¿el reto no tenía una categoría para estos casos?”. Y voilà.

Otra cosa que debéis saber, y que sabía que iba a tener que confesar cuando llegase a esta categoría, es lo siguiente: yo soy bastante llorona. Las cosas como son: que un libro me saque las lágrimas a mí no significa que sea lo más trágico del mundo, ni que el autor haya siquiera intentado ejercer presión emocional y, desde luego, no significa que ese libro vaya a hacer llorar a otros, necesariamente. Al igual que el humor, como comenté hablando de El fantasma de Canterville, las emociones son algo muy personal. Así que, si estáis buscando algo que atente contra vuestros lacrimales y esperáis que os diga algo como “es imposible no llorar con este libro”, me temo que no vais a encontrar ese tipo de reseña. Es más, lo último que querría hacer es vender El tiempo entre costuras como una novela de lágrima fácil.

Desde luego, tampoco es una novela de jauja: trata temas muy duros dentro de un marco histórico muy triste. Pero el caso es que, sin caer en el melodrama ni en la manipulación emocional, María Dueñas consigue que conectemos con la protagonista y que queramos acompañarla en el viaje de su crecimiento. A través de esta lectura he comprendido algo importante sobre la narrativa: muchas veces nos devanamos los sesos buscando la forma de crear héroes y heroínas, pero creo que no nos centramos en lo esencial. En realidad, a la hora de leer una novela no necesito admirar al personaje principal, ni siquiera necesito sentir pena por las circunstancias tan duras de su vida. Pero sí necesito una cosa: que me importe. La autora sabe que, si consigue que conectemos emocionalmente con la protagonista, no vamos a soltar el libro pase lo que pase. Aunque quizá no estemos de acuerdo con algunas de sus decisiones o pensemos que nosotros habríamos actuado de manera distinta, eso da igual si nos interesan los pormenores de su vida y los demás personajes que la rodean. Estamos con Sira Quiroga, y por eso vamos a alegrarnos con ella, vamos a pasar miedo con ella y, en efecto, vamos a llorar con ella (ejem, sobre todo al final de la segunda parte y, ejem, al final de la tercera. Ejem).

Una última observación: me ha parecido muy interesante este enfoque, el de una historia ambientada en la Guerra Civil pero con la perspectiva de alguien que la vive desde fuera. No sé si esto es algo habitual o no porque, a pesar de que hoy en día hay mucha narrativa sobre este tema, debo confesar que yo he leído bastante poca. Pero creo que aporta un punto de vista que es importante tener en cuenta, además de un elemento muy valioso de riqueza cultural. En resumen, una lectura disfrutable de principio a fin: para mí ha sido un honor derramar lágrimas sobre sus páginas.

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