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sábado, 19 de septiembre de 2009

Pincelada de Ideas - La amistad vs. Ser amigos

En esta pincelada de ideas voy a hablar, espero no muy extensamente, sobre la amistad y su verdadero significado. Aunque el tema esté trilladísimo, haya mil opiniones sobre el concepto, y a nadie le importe demasiado cuál es la mía. De eso se trata escribir un blog, al fin y al cabo…


Todo esto viene a cuenta de que, no sé si alguna vez habréis hecho la prueba, pero resulta que he comprobado que cuando escribes la palabra “amistad” en el buscador de Google y acto seguido pulsas “buscar” (qué poco encanto tiene empezar una reflexión hablando de informática…), aparecen nada menos que 28.200.000 resultados (aproximadamente) en menos de 0,10 segundos. No puedo decir que me haya sorprendido. Pero sí que me he quedado a cuadros cuando he ido pinchando algunos enlaces y me encuentro con las típicas frases, definiciones, ensayos y peloteos hacia eso que está tan de moda, la amistad.


¿Realmente es normal que, en pleno siglo XXI y año 2009 en que estamos… me tenga que encontrar estas cosas? Por ejemplo… artículo de Wikipedia que habla de nada más y nada menos que de los “componentes de la amistad”, como si habláramos de la receta de un pastel de manzana, y citando ingredientes clave como la confianza, la empatía, el amor, etcétera. Un test de la amistad (acabáramos). Y cientos de dedicatorias y canciones hablando de lo bonito que es el sentimiento de amistad…


Señores mío, lo siento mucho pero voy a alzar un cartel muy grande que dice NO, rotundamente. No estoy de acuerdo con toda esta parafernalia. Y no estoy de acuerdo con las definiciones que hoy en día se leen por ahí.


Empiezo con lo que me parece más importante. La amistad NO es un sentimiento. ¡Nada de eso! El problema que tenemos actualmente es precisamente ése de dar tanto la vara con los sentimientos humanos, cuando éstos son más variables y cambiantes que el tiempo atmosférico inglés. Si realmente la amistad fuera un sentimiento, ¿qué sería de esos múltiples días en los que nos levantamos de mal humor y odiamos al primero que respire un poco más fuerte de lo habitual? ¿Qué pasa cuando nos enfadamos? ¿Qué pasa cuando realmente no “sentimos” que amamos a esas personas?


Segundo… la amistad NO es un sistema de reglas, ni un juguete del que se puede escribir un manual de instrucciones. Personalmente, estoy cansada de ver por todas partes ese tipo de frases como “un verdadero amigo es el que te llama por teléfono aunque sólo sea para decir hola y aún puede quedarse hablando contigo hasta las tres de la madrugada” (pobres de los padres…), o “un verdadero amigo es el que te conoce mejor que tú mismo”, y en general la mayoría de las frases que empiezan de la misma forma, queriendo pretenciosamente establecer una norma universal por la que todas las amistades deben regirse. Frases que quedan muy bonitas pero es imposible que se cumplan siempre, y nadie dice que el hecho de que hayas sido tan ingenioso como para inventarte una frase bonita te da derecho a imponerle esa regla de tres a todo el mundo. Y es que un amigo es, antes que cualquier cosa más, una PERSONA individual e independiente. A veces, leyendo ese tipo de cosas como “un amigo es el que me hace tal cosa”, o “un amigo es el que nunca me hace tal otra”… da la impresión de que, por momentos, se nos olvida que nuestros amigos son seres con vida propia y que, lo creáis o no, pueden hacer cosas que no tengan absolutamente nada que ver con nosotros. ¿Alguna vez habéis pensado que a lo mejor se puede decir simplemente “un amigo es esa persona que cada mañana se despierta, desayuna y sale a la calle”?


Y la joya de la corona en esta colección de frases es ésta tan conocida: “un verdadero amigo es aquél que nunca te falla”. Permitidme las exclamaciones… ¡¡MENTIRA!!
Una noticia… tus amigos son seres humanos. Con un esqueleto, un sistema respiratorio, un cerebro y un corazón. Al igual que tú, están hechos de carne y espíritu, y por lo tanto, lo quieran o no ACABARÁN FALLÁNDOTE. Porque es imposible que, por muy buen amigo que sea Fulanito, lo haga absolutamente todo bien y nunca jamás haga algo que te moleste o te decepcione. Si los amigos nunca fallaran, la existencia del perdón no tendría sentido.


Y es que, desgraciadamente para la lengua castellana, a veces nos tomamos muy literalmente la expresión de “tener” un amigo. Señores, “tener” un amigo no significa “poseerlo”. Nuestros amigos no son cosas nuestras que podemos sacarnos del bolsillo cuando los necesitamos y volver a guardar cuando ya no nos hacen falta.


Y ahora, para rematar este texto (sí, al final me he extendido, no tengo remedio…), voy a decir una última cosa: LA AMISTAD ES UNA MENTIRA.


Eso me ha quedado un poco a lo bruto, pero no os asustéis demasiado, que ahora la explico. La amistad, tal como se lee, como concepto… es una mentira. Y de ahí el título de esta pincelada: “La amistad” versus “ser amigos”. El problema de la palabra “amistad” es que es un sustantivo, y como tal… su propio significado queda reducido a un objeto: antes de que termines de pronunciarlo, se termina. Ya sea concreto o abstracto, un sustantivo al final no es más que eso, un objeto. Es por eso que, finalmente, la amistad acaba cayendo en la misma familia que palabras como “sentimiento”, “sistema”, “relación”… Y diréis, ¿cuál es el problema de esto?


El problema, tal como yo lo veo, es que la amistad no es un sustantivo. Es una ACCIÓN. La realidad no es el amor, es amar. No es la confianza, es confiar. No es la ayuda, es ayudar.
La realidad no es la amistad… es SER AMIGOS.



(Dedicado a vosotros. Agradezco infinitamente a Dios porque cada mañana os despertáis, desayunáis y salís a la calle… gracias porque estáis VIVOS, y eso es lo mejor que podréis hacer por mí).



Y como diría mi sabio colega Bugs Bunny… ¡eso es todo, amigos!



P.D. Me ha quedado una reflexión rara de narices, me he dejado cosas que quería comentar y me he explicado fatal, fatal, pero es que el tema era un poco complicado. Si no habéis entendido, lo comprendo perfectamente. Mis disculpas xD.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Pincelada de Arte - La Cabaña del Tío Tom, de Harriet Beecher Stowe

Aunque ya hablé de esta novela alguna vez en mi antiguo Space, sería un pecado estar escribiendo sobre mis libros favoritos y no comentar La Cabaña del Tío Tom. Así que… Toca tragarse mis elogios otra vez xD.


Harriet Beecher Stowe, escritora estadounidense, publicó esta obra en 1852 para impulso de la causa abolicionista en un poderoso país donde la esclavitud seguía cobrándose víctimas días tras día. En esta historia, Tom, un esclavo doméstico al que su amo el señor Harris se ve obligado a vender para poder pagar sus deudas, aguanta con incansable fortaleza la separación de su esposa e hijos, el dolor de pasar de mano en mano viendo dolor e indiferencia en todas partes, la desesperanza… manteniendo siempre su humildad y, por supuesto, su inquebrantable fe.

De este libro no hay mucho más que decir, porque es una de esas historias que, si no las lees, no las comprendes. El mensaje de “La cabaña del tío Tom” fue motivo de gran controversia en su época, convirtiéndose en el segundo libro más vendido después de la Biblia. No fue sólo una novela: fue un instrumento de lucha. Harriet Beehcer Stowe fue una mujer que no peleaba con armas, sino con palabras. ¿Cómo? Una se da cuenta, al leer lo que ella escribió, de que a través de estas páginas estaba lanzando un grito por la justicia y un reclamo por la igualdad, ya que el ambiente que describe es, duela admitirlo o no, brutalmente realista. Imágenes crudas y dolorosas de separación, llantos y fatiga, se entrelazan con algunos momentos de paz y destellos de esperanza, por medio de ciertos personajes de gran inocencia.

Desde luego, es una historia que atrapa. ¿Atrapar? No podía dejar de leerlo una vez que arranqué… Las lágrimas me quemaban las mejillas y, en vez de irme a buscar un pañuelo para secármelas, seguía leyendo y leyendo, devorando, viviendo los sinsabores del tío Tom y yéndome a dormir sólo cuando mis ojos se negaban en rotundo a seguir abiertos. No voy a negároslo: es un libro con el que se sufre. Si lo que queréis es una novela alegre y entretenida que os haga sonreír mientras tomáis el sol en la playa, ésta no es una buena elección. Pero si os interesa asomaros a la realidad de una sociedad injusta, si queréis conocer los entresijos de la Historia estadounidense antes de su Guerra Civil (y no desde una óptica política, sino a través de los ojos de un sencillo esclavo), si podéis acompañar a Harriet Beecher Stowe en su lucha por la igualdad… por favor, creedme: esta lectura vale la pena

“La Cabaña del tío Tom” es una joya literaria que todo el mundo debería leer alguna vez, y cuyo mensaje aún hoy necesita ser comprendido, desgraciadamente, por muchos.

Pincelada de Arte - El Príncipe de Egipto

A ver, ¿tiene sentido, ya a estas alturas, que me disculpe? No, ¿verdad? Pues ea xD.



El Príncipe de Egipto es un largometraje de animación creado por los estudios de Dreamworks Animation en el año 1998. Dirigido por Simon Wells, Steve Hickner y Brenda Chapman, esta película es una adaptación al cine del relato bíblico narrado en el Éxodo, sobre Moisés y la liberación de los isrealitas.


El guión, escrito por Kelly Asbury y Lorna Cook, se toma ciertas licencias en cuanto a la fidelidad al relato. Me refiero a cosas como la relación fraternal entre Moisés y su hermanastro, la personalidad de Aarón, el hecho de que el propio Moisés aparente cuarenta años cuando según la historia contaba con ochenta cuando se desarrollaron estos acontecimientos… y, sin embargo, me voy a permitir decirlo de una forma muy clara: aún no he visto una adaptación de un relato bíblico mejor hecha.


¿A qué me refiero? Simplemente, seamos sinceros, la gente de Hollywood es muy lista. La propuesta de adaptar una historia de la Biblia tan popular como ésta debía presentarse difícil, más aún tratándose de un filme de animación, con los riesgos que ello conlleva. El proyecto podría haber acabado en un desastre: podrían haber cedido a los típicos tópicos de las películas animadas, podrían haber destrozado el relato introduciendo elementos infantiles que no venían a cuento, podrían haber omitido pasajes de la Biblia que la crítica pudiera considerar políticamente incorrectos por su crudeza, podrían haber dibujado personajes guapísimos y americanizados para asegurarse cierto éxito comercial… Ese tipo de cosas en las que muchos directores de películas animadas acaban cayendo irremediablemente, ya que, por desgracia, todos parecen tener metida en el coco esa muletilla de: “al fin y al cabo es para los niños, y ellos no se van a fijar en los detalles”.



Pero no. El Príncipe de Egipto se aleja de todo eso, construyendo una obra de arte que a día de hoy me sigue dejando con un nudo en la garganta. No es una adaptación literal, ni falta que hace, ya que sigue conservando el tono y el espíritu de la historia en todo momento. Los artistas escogieron un tipo de animación muy diferente de todo lo visto hasta entonces en el cine americano, con un estilo y diseños más “adultos”, por decirlo de algún modo. Los fondos, desde luego, son una belleza, una recreación del paisaje egipcio que corta la respiración.


El guión es fluido, no aburre en ningún momento pero tampoco avanza a trompicones, sino que se detiene el tiempo justo en las escenas que más lo precisan. Los diálogos son inteligentes y maduros, véase como ejemplo la abrumadora frase “ningún imperio debe levantarse sobre la espalda de los esclavos” o la maravillosa escena de la conversación entre Dios y Moisés. Y también diré que una de las virtudes de esta película es precisamente que los personajes no son los típicos “bueno buenísimo + malo maloso + extras”, sino que están llenos de matices que los hacen tremendamente humanos.


Y he dejado para el final la que creo que es, probablemente, la joya que corona esta preciosa película… y esa joya se llama HANS ZIMMER. Este magistral compositor, que ya antaño nos deleitó con una música tan mágica como lo es la banda sonora de “El Rey León”, se vuelve a lucir en esta película: todas y cada una de sus composiciones son SUBLIMES.


“El Príncipe de Egipto” es, lo diré todas las veces que haga falta, la primera y más grande obra de Dreamworks, y aun así la más olvidada (oh, me pregunto por qué… ¬¬). Es lo que se llama entrar por la puerta grande. Este estudio de animación no ha vuelto a hacer algo que me emocione de tal forma, pero supongo que los diamantes en bruto son así… es imposible buscarlos, simplemente te topas con ellos, y eso te ocurre una o dos veces en la vida. Así que, desde este humilde blog, mi más sincero aplauso para todos los artistas que trabajaron en la que, a día de hoy, se encuentra en mi Top 5, no sólo de películas de animación, sino de cine en general.