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sábado, 15 de octubre de 2011

Pincelada de arte - Rebeldes, de Susan E. Hinton

Hoy quiero dedicar esta Pincelada de Arte (en este blog que ya se ha empezado a poner rancio después de no publicar nada durante casi dos meses, viva la continuidad que lo caracteriza) a lectores más jóvenes que yo, aunque tampoco hay razón por la que los que sean un poco más mayores no puedan disfrutar del libro que me ocupa hoy. Sin embargo, quiero recomendar esta lectura sobre todo a aquellos que tengáis entre trece y diecisiete años más o menos, año arriba, año abajo. Yo por ejemplo tenía catorce cuando leí esta novela, y debo decir que me impactó mucho.

Rebeldes, una obra narrativa que lanzó a la fama con sólo dieciséis años a su autora, Susan E. Hinton, es la historia de un chico llamado Ponyboy Curtis, que vive en la parte este de una ciudad de Oklahoma en los años sesenta. Es huérfano y vive con sus dos hermanos mayores, con los que forma, junto a otros cuatro amigos, una pandilla de “greasers”, el término que se emplea para referirse a los jóvenes de clase baja. Viven en continuo enfrentamiento con sus antagonistas en estatus social y económico, los “socs” del West Side. Pese a su dura situación y a la complicada relación con su familia, las cosas le van bien a Ponyboy hasta que él y su mejor amigo se ven envueltos casi sin querer en un grave problema con sus rivales y no les queda más remedio que huir. Sin embargo, el verdadero centro de e
sta historia está en las vidas de los chicos de la calle a través de los ojos del protagonista.

A pesar de su brevedad, Rebeldes es una historia muy intensa y emotiva, que invita al lector a plantearse las mismas reflexiones que Ponyboy Curtis sobre el mundo en el que se encuentra, un mundo que tan a menudo se halla dividido por la posición social, el dinero o simplemente la tradición: “las cosas siempre han sido así”. También ofrece una buena oportunidad para pararse a pensar en los mundos de la calle, para observar con más atención a las personas que caminan por el mismo escenario que nosotros y tratar de ver más allá de la primera capa con la que ocultan sus miedos y sus sueños.


Quizás el detalle más especial de esta novela radique en el hecho de que la autora no se limita a describir la dureza de las condiciones de vida de los “greasers” para lograr que empaticemos con ellos, tomemos partido y nos pongamos de parte de “los buenos”. No, esta obra no habla de blanco y negro, sino de claroscuro. Los personajes tienen profundidad y matices; por ejemplo, Ponyboy describe a uno de sus compañeros, Dallas Winston, como un chico frío, maleducado y lleno de odio, al tiempo que admira a Cherry Valance, una chica del grupo de los “socs”, por su integridad y su simpatía. Todos los personajes de esta historia tienen ocasión para mostrar la otra cara de su moneda, para hablar de cómo las puestas de sol se ven igual desde el East Side que desde West Side.


Os invito a leer Rebeldes y, especialmente, a fijaros bien en la evolución del protagonista a través de sus páginas, ya que esta historia es también sobre un viaje emocional que se ve con más claridad cuando se compara el principio de la novela con las últimas líneas. Nos encontramos ante una muy destacable novela juvenil, una historia contada con sinceridad y sentimiento con la que la autora consigue llegar al corazón de sus lectores y, por qué no, hacerles soltar alguna que otra lágrima.