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jueves, 23 de abril de 2015

Marcapáginas - Especial Día del Libro 2015: Disculpa rimada



Pensé en abril, hace unos días
(no han pasado aún dos semanas),
que pronto iba a ser veintitrés,
una fecha señalada.
Normalmente en este blog
donde suelto mis palabras
es el día en el que salgo
de la rutina marcada.
Que es ese día especial
en cultura literaria,
y debo hacer algo más
que una simple pincelada.
Así que pensé: “Muy bien,
tengo que darme más maña”.
Pero es muy típico en mí
que lo olvide en la semana.
Y aquí estoy, hoy es el día
y aún no se me ocurre nada
para celebrar que en libros
mil historias son contadas.
Quería tener una idea
y tengo una página blanca.
Supongo que hoy este blog
se quedará como estaba.
Se dice que la lectura
de creatividad nos carga,
pero no hay mucho que hacer si
la Musa se queda en casa.
“¿No tengo imaginación?”
dice mi voz indignada.
“Sí” me respondo yo misma,
“pero está un poquito ajada”.
Sin embargo reconozco
que no puedo ser tan vaga,
que hoy es día de vestir
a la lectura de gala.
Que este siglo es complicado,
de leer se buscan ganas.
Parece que está de moda
contar más con las pantallas.
Yo misma admito que tengo
la cara un poco cuadrada.
Quizá eso me ha distraído
de festejar las palabras.
Son tantas las aventuras
en los libros relatadas
que me han dado alguna risa,
pensamiento o esperanza,
tantas páginas repletas
de emociones encontradas;
tantos son los personajes
que han contado sus hazañas,
sus penurias, sus misterios,
sus caminos, sus batallas,
y tantos que muchas veces
hacen que llore en mi almohada…
que es injusto que esta fecha
no sea aquí celebrada.
Pero insisto, no hay manera
de que se me ocurra nada.
Es tan fácil inventar
como no comer manzanas.*
Tendré que pedir disculpas
por no estar muy preparada
para este Día del Libro:
no como yo deseaba.
Se me ocurrió que tal vez
mi metedura de pata
se podría perdonar
si mi disculpa es rimada.
Y pensé: “No seas tonta,
hace años que no hablas
en versos ni en poesías,
y tu rima está gastada”.
Pero un poco de ridículo
es una cosa muy sana,
y además me lo merezco
por no hacer mi parrafada.
En fin, ¡feliz Día del Libro!
Hasta aquí esta pincelada.
A ver si el año que viene
está un poco más currada.


*Este verso hace referencia a la afición de la autora por comer manzanas compulsivamente, especialmente en medio de una lectura. También simboliza su incapacidad para acabar este verso de una forma que tuviese más sentido.

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