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viernes, 6 de marzo de 2015

Reto de Lectura 2015 - Una trilogía (II): En Llamas, de Suzanne Collins



Diálogo entre mi hermana Juli y yo cuando terminé de leer Los juegos del hambre:

Juli: ¿Ya estás con el segundo?

Abi: No, estoy leyendo una novela de Jane Austen…

Juli: ¿¿En serio?? Yo no soy capaz… Me leí los tres seguidos y del tirón.

Abi: A ver, Juli, hay que dejar tiempo para procesar entre libro y libro, que si no, la trilogía no te dura nada… Yo me voy a terminar Persuasión, luego leeré En llamas tranquilamente, escribiré la reseña para el blog, después un par de libros más, y ya al final Sinsajo. ¡Si no hay ninguna prisa!

Eh… Sí. Claro. Buen intento, Abi.

Bueno, adelanto que desde luego no hay ni una sola lectura entre En llamas y Sinsajo. De hecho, creo que mi tiempo de “procesar” entre uno y otro duró algo así como media hora. Pero bueno, con ese final… ¿qué esperabais? ¿Que después de leer esta segunda parte me tomara las cosas con calma, escribiese un análisis detallado y lo publicase? ¿Con el tercer libro esperando en la estantería? No, eso no iba a pasar: me engañaba a mí misma. “Pero Abi, si ya habías visto la peli”. Eso… ¡eso no tiene nada que ver! Vale, sí que tiene que ver. ¿Qué queréis que os diga? No me entiendo ni yo.

En este libro continúa la lucha por la supervivencia a la que los protagonistas fueron arrojados en la primera parte, solo que de distinta forma: ya no se trata de sobrevivir en la arena, sino en el mundo de la fama. Luego a la mitad del libro hay una vuelta de tuerca, sí, pero es verdad que, hasta cierto punto, las partes más interesantes están en la primera mitad. Es aquí cuando Katniss descubre que, a pesar de haber salido vencedora de los Juegos, no se ha salvado. Se da cuenta de que, a partir de ahora, toda su vida consistirá en interpretar un papel, aparentar y poner buena cara si quiere proteger a los suyos. Este tema, en el que se profundiza incluso más en el tercer libro, es una de las cosas que más despertó mi interés: ver que los vencedores, que al fin y al cabo son las superestrellas de Panem, a los que todos tienen en un pedestal, no están fuera de peligro, y de hecho hay un precio muy alto por haber sobrevivido a costa de las vidas de otros. Después de respirar aliviado al final del primer libro, creyendo que los personajes han conseguido escapar de la boca del lobo, aquí te das cuenta de que en realidad están casi en la garganta.

La verdad es que ahora es difícil hablar más de la historia sin adelantar detalles de Sinsajo (he ahí por qué debería haber escrito esto antes de leer el tercer libro), así que voy a ir concluyendo esta reseña. Solo un detalle más, en el plano de lo lingüístico: una cosa que me llama la atención es la habilidad de Suzanne Collins a la hora de utilizar el narrador en primera persona. Es un punto de vista que yo personalmente suelo evitar al escribir historias porque me parece que la mayoría de las veces hace que la voz del autor y la del personaje se confundan. Sin embargo, aquí no ocurre eso. No dudo que haya algún punto de identificación, pero cuando leo estos libros escucho a Katniss Everdeen, no a su autora. Es una forma de autenticidad impresionante. Dicho esto, al mismo tiempo siento que Suzanne Collins es una narradora muy cercana y conoce muy bien el talón de Aquiles de, quizá, la mayoría de sus lectores; por ejemplo, en la parte en que los habitantes del Capitolio explican sus trucos para comer en una fiesta se palpa un sentimiento de indignación compartida entre lector y escritor que no pasa desapercibido.

Y con eso concluyo por ahora. Espero poder comentar Sinsajo antes del próximo cambio de siglo, y al mismo tiempo seguir con las lecturas. Ahora mismo estoy con “un libro escrito por alguien menos de treinta años”. Ya os contaré.

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