Esto en realidad lo escribí el 15 de febrero. No sé por qué no he sacado ni un rato para publicarlo antes... Ah, bueno, sí lo sé: Suzanne Collins. Pero de eso ya hablaremos.
Esta no es la edición que yo he leído... ¡pero la portada mola un montón!
No es que quisiera ser tan predecible, pero seamos
claros: en el primer momento que vi esta categoría en la lista sabía a qué
autora iba a recurrir. Podría decir que consideré varias opciones, y supongo
que sería verdad si por “considerar varias opciones” entendemos “ir a la lista
de novelas de Jane Austen y elegir una”. Tanto que decía que después de la
carrera necesitaba un respiro, y al final he tardado menos de seis meses en
volver a la literatura inglesa.
Por esta introducción podría parecer que soy una
devoradora compulsiva de libros de Jane Austen y que por eso tenía tan clara mi
decisión, pero lo curioso es que en realidad solo he leído dos. Contando éste.
Sé que parece un poco absurdo mostrar tanto entusiasmo por una autora de la
cual has leído tan poco, pero cuando uno de esos libros
se ha convertido en uno de tus favoritos de todos los tiempos, eso de ser
objetiva se vuelve un poco complicado.
También es curioso que, habiendo leído antes solo Orgullo y prejuicio (escrita por Jane
Austen a los veinte años), mi siguiente opción haya sido precisamente Persuasión: su último libro, que de
hecho se publicó póstumamente. Es curioso porque al comparar ambas obras se ven
algunos elementos comunes (tanto en temática como en personajes, e incluso en
partes del argumento), pero al mismo tiempo se percibe el crecimiento que hay
entre una y otra. La Jane Austen que escribe Orgullo y prejuicio en 1797 no es la misma mujer, ni la misma
escritora, que firma Persuasión en
1816. La protagonista también es mayor en esta última, más madura, y su
conflicto no es el de una jovencita que experimenta las emociones del
enamoramiento por primera vez, sino el de una mujer que, después de ocho años,
tiene una oportunidad para recuperar al amor de su vida.
Hay quienes critican las historias de amor de Jane
Austen por ser demasiado racionales y no lo suficientemente “apasionadas”, en
el sentido de que este tipo de relaciones quizá estaban muy bien para el siglo
XIX pero que ahora han pasado de moda: hoy lo que se llevan son las pasiones
desenfrenadas, las emociones que no se pueden explicar y las fantasías
románticas. Hay que desmelenarse más, hombre, que eso es lo moderno, ¿no? Pues
no. No estoy de acuerdo. ¿Por qué una persona tiene que apagar su cerebro a la
hora de enamorarse? ¿Por qué es menos romántico pensárselo dos veces antes de
dejar que otro ser humano tenga acceso a tus sentimientos más íntimos? No me
malinterpretéis, por supuesto que las emociones también son importantes y que
no se trata de empezar una relación con alguien única y exclusivamente porque
“racionalmente” parezca lo más sensato, pero parece que humanamente nos tira
más el otro extremo. Habrá quien me diga que “es que es solo ficción, y la
ficción no es para ser realista”, pero por mi parte no invertiría tanto tiempo
e interés en algo tan aparentemente trivial como leer novelas y comentarlas si
no creyera que la ficción es una parte muy importante de lo que creemos,
pensamos y somos.
Me he ido por las ramas, pero es que justo me
coincidió esta lectura con el furor de San Valentín y claro, semejante
contraste en algunos aspectos hace que me apetezca protestar un poco. Empiezo a
entender por qué a menudo se describe a Jane Austen como “antirromántica”.
Bueno, todo esto venía a cuento para decir que lo que más me gusta de Persuasión es precisamente esa madurez
a la hora de enfrentar los sentimientos amorosos y tomar decisiones en cuanto a
ellos, y aunque no puedo negar que en el libro echo en falta más interacción
entre los dos protagonistas en vez de tanta charla familiar y dilemas
económicos, sigue siendo una lectura muy recomendable.
¡Ah!, un último detalle. Hay dos versiones del
capítulo inmediatamente anterior al final de la historia, ambos incluidos en mi
edición. Personalmente me quedo con la versión que finalmente quedó en el libro
(ay, ese momento de la carta…), pero la versión alternativa tiene detalles que
también me gustan, algunos incluso más. ¿Con cuál os quedáis vosotros?
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