Para la reseña literaria de hoy he decidido optar por otro
libro que he leído recientemente. Además, en esta ocasión se trata de un caso
muy especial: una lectura que llevaba tiempo persiguiendo y no había conseguido
encontrar, y que gracias a mi amiga Bárbara que supo de mi búsqueda y me lo
prestó, al fin hace poco pude tenerlo en mis manos. Me encantan estas
situaciones porque cuando llevas bastante tiempo deseando leer un libro en
concreto el momento de abrirlo por la primera página es el doble de
emocionante.
Este clásico de William Goldman es muy conocido gracias a
la adaptación a la gran pantalla que se hizo en 1987, y aunque la película fue
lo primero que yo conocí y también me gustó mucho, no quiero irme por las
ramas: por hoy centrémonos en hablar de la genial obra en la que se basó. La
princesa prometida cuenta la historia de la muchacha más hermosa del mundo,
la joven Buttercup, que tras la muerte de su amado Westley se siente tan vacía
que ni siquiera reacciona cuando el príncipe Humperdinck decide tomarla por
esposa sin opción a réplica. Poco antes de la boda, sin embargo, Buttercup es
secuestrada por tres extraños personajes que trabajan para los enemigos del príncipe.
Pero ellos no son los únicos que van tras la futura princesa, y pronto
descubren que un misterioso pirata vestido de negro les pisa los talones.
Esta novela es una locura de principio a fin: una especie
de cuento de hadas, o una historia de piratas, o un relato de aventuras, o todo
a la vez sin llegar a ser ninguno en concreto. La ausencia absoluta de realismo
que envuelve cada página juega en este caso a su favor, pues crea situaciones
totalmente absurdas a partir de detalles muy simples: una frase ingeniosa, una
acción fuera de lugar, una exageración desproporcionada de los acontecimientos,
etc. En este universo creado por Goldman ninguno de los personajes actúa como
un ser humano real, ni habla como un ser humano real: son seres ficticios, y no
se proponen otra cosa. Esto dicho de esta manera parece un defecto más que una
cualidad, y lo sería de no ser por un detalle: esto no es una historia hecha
para ser tomada en serio. Es una fantasía, un cuento que busca la risa del
lector, la sorpresa y el entretenimiento mediante un lenguaje ingenioso y
hábil. Resulta un poco difícil de explicar, pero es que ésa es precisamente su
mayor virtud: hay muy pocas historias comparables a La princesa prometida.
Supongo que ni siquiera tiene sentido hablar de la cantidad
de frases míticas que han salido de esta novela, teniendo en cuenta que muchas
de ellas ya se han convertido en eslóganes de camisetas, chapas y pósteres.
Sólo comentaré que además de las citas más obvias el libro tiene muchos otros
fragmentos inolvidables que sorprenden por su ingenio, sencillez y sentido del
humor.
Para concluir, diría que probablemente la palabra que mejor
describe La princesa prometida es “entrañable”. Hay un componente inexplicable
en la fascinación que despierta en el lector, y ésa es su mejor carta: ser una
historia que tanta gente quiere y que pocos saben explicar por qué (y yo no me
incluyo entre esos pocos). En cualquier caso es un libro creativo,
entretenidísimo, muy memorable y disfrutable de principio a fin para todo el
mundo. Totalmente recomendable.
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