Esta no es la portada de la edición que he leído (lo cierto es que he leído un documento en pdf bajado de internet), pero es mi favorita de las que he visto y además viene con recomendación de Stephen King y todo. En italiano, pero bueno.
La verdad es que lo del título de una sola palabra se
aplica en este caso porque he leído este libro en inglés, pero de todas formas
creo que el título original permaneció también en la versión en español, así
que no creo que importe. Hablando de otra cosa, ¿por qué escogí precisamente
esta novela para esta categoría? De nuevo la respuesta es que es uno de esos
títulos que llevaban mucho tiempo en mi famosa “lista de libros que quiero leer
algún día”. Para ser más clara, llevaba en esa lista desde que vi la película
hace unos seis años.
Cuando me he puesto a leer Stardust, lo cierto es que no recordaba muchos detalles de la
historia más allá de la sinopsis principal: un joven que decide conseguirle a
su amada una estrella caída del cielo. Pero sí recordaba que la película me
había encantado en su momento, y que me había dado ganas de leer el libro en el
que estaba basada. Era una especie de cuento de hadas moderno con un argumento
sencillo pero original; muy entretenida, llena de fantasía, aventuras, humor y
romance; sin olvidar interpretaciones muy memorables por parte de algunos
actores como Robert De Niro o Michelle Pfeiffer. Muy recomendable, si no la
habéis visto aún.
Pero no estoy aquí para hablar de la película, sino de
la novela de Neil Gaiman que la inspiró: el texto original, la base de todo, la
creación donde nacen todas esas aventuras y los personajes que las viven. ¿Y
cómo es esa obra?
Está… bien.
Para ser sincera, poco más puedo decir. La historia
está bien, los personajes están bien, el universo fantástico creado por el
autor está bien, el lenguaje está bien… Todo está desesperadamente “bien”. No
está mal. Es satisfactorio, digamos. Pero no voy a mentir, en base a lo que recuerdo
de la película me esperaba bastante más.
No entiendo mucho cómo funciona este mundo, y los
personajes no me han resultado muy carismáticos ni entrañables, aunque tampoco
me han disgustado. Como digo en mi resumen, cumplen y ya está. Es una novela dirigida
a un público juvenil y adulto, y por ello sorprende un poco la simpleza de
algunas conversaciones y de la resolución final, que, honestamente, es cursi
hasta para mí (os recuerdo que está hablando alguien que todavía se sabe de
memoria las canciones de La princesa cisne y alguna de Pulgarcita). No
me importaría tanto si ese fuera el tono de toda la historia, pero el caso es
que también hay algunos fragmentos tan sangrientos y desagradables que te hacen
preguntarte si Neil Gaiman intentaba escribir La princesa prometida, Juego de tronos, o un híbrido extraño entre las dos.
En cualquier caso, esa es mi opinión, pero creo que es
minoritaria. Neil Gaiman tiene muchísimos fans, y no tenéis por qué hacerme más
caso a mí que a ellos: quizás al leerlo descubráis detalles que yo estoy
pasando por alto y podáis dar una opinión distinta. Pero por mi parte, esta vez
me quedo con la adaptación cinematográfica. Aunque ahora creo que debería
revisarla, a ver si es que mi memoria me la está jugando...