(Antes de nada, aclaro que no voy a seguir el orden de
la lista que os compartí en la entrada anterior, entre otras cosas, porque el
número 4 es “un libro publicado este año”, y no le veo emoción a elegir solo
entre los títulos publicados en enero. Bueno, sigamos xD).
*Esta es la edición que he leído.
Ya que este reto implica que yo misma elijo los libros
que voy a leer, me gustaría empezar cada reseña diciendo por qué he escogido
esa lectura en concreto. Esta obra de Stendhal la elegimos Bárbara y yo, pero
me animé especialmente al leer la contratapa del libro: novela de ambición y
amor, Francia, siglo XIX… Teniendo en cuenta mis emociones hace dos años al
leer Los miserables, que ahora es una
de mis novelas favoritas, puede imaginarse mi entusiasmo (y para leer un libro
de quinientas ochenta y nueve páginas, el entusiasmo es algo esencial).
Esta historia se inspira en un episodio verídico que
ocurrió en 1827, pero eso no me afectó mucho a la hora de leerla, porque me
ahorré saber los detalles de ese relato hasta después de terminar la lectura:
prefería empezar desde cero, sin saber nada que no me revelara la ficción. Lo que
sí me afectó, y lamento tener que sonar irrespetuosa con un clásico literario,
fue mi falta de interés durante la mayor parte de la novela. Sí, me temo que
ese es mi resumen más claro: me ha resultado poco interesante. Quizá me falte
contexto, o quizás sea un poco ignorante para saber apreciarlo, pero el caso es
que durante más de la mitad del libro sabía perfectamente que continuaba
leyendo por compromiso y nada más. También diré que las notas a pie de página del
editor explicándome qué quería decir el autor con el color rojo de las cortinas
no ayudaron mucho, sinceramente.
Debo decir que más o menos en las últimas ciento cincuenta páginas o algo así, la cosa cambia: por fin empecé a sentir que el libro tiraba
de mí y no yo de él, y la verdad es que esos veinte capítulos que van hasta el
final me engancharon bastante y consiguieron que me importasen más los
personajes. Pero veis el problema, ¿no? Las últimas ciento cincuenta páginas… de un
libro de casi seiscientas. Todo lo que ocurre anteriormente es
importante para que lo que ocurre al final tenga sentido, no os lo discuto,
pero a mí la verdad es que se me hizo un poco interminable. Y la parte final es
más interesante, sí, pero tampoco es que gracias a ella se convierta en mi
libro favorito.
Aun así, no diría que he perdido el tiempo leyéndolo,
ni mucho menos. Si tienes paciencia para superar algunos de los fragmentos más
pesados y para pasar por alto las interminables idas y venidas en los sentimientos
de los personajes (tengo curiosidad por el análisis que haría un psicólogo de
Julien Sorel, el protagonista, porque la cosa a ratos es de estudio), y si no
te supone un problema leer libros largos con un ritmo más bien lento, supongo
que te recomendaría darle una oportunidad. Eso sí, mejor verlo como una
historia sobre la ambición humana que como una historia de amor.
Y debo decir también que yo, solo por este párrafo, tendría que decir que ha valido la pena la lectura:
La
política es como una piedra atada al cuello de la literatura, que, en menos de
seis meses, acaba hundiéndola. La política en medio de las cosas de interés
imaginativo es como un disparo en mitad de un concierto. Es un ruido que, sin
ser enérgico, desgarra. Desentona con cualquier instrumento. La política ésta
va a molestar enormemente a la mitad de los lectores, y a aburrir a la otra,
que en el diario de la mañana la encontró, por el contrario, adecuada y
enérgica.
En resumen, y por supuesto hablando desde mis gustos
personales, un tanto aburrido, pero con cosas interesantes. Veremos qué tal el
siguiente libro.
¡Gracias por leer esta primera reseña!
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