Una pregunta muy válida respecto a
esta pincelada sería por qué, de las muchas adaptaciones cinematográficas que
existen de Orgullo y prejuicio, he escogido precisamente ésta. Bueno,
veamos, hay varios motivos. En esencia, es una de las más recientes, es con la
que estoy más familiarizada, y tiene muchos detalles que me permiten compartir
mi punto de vista sobre ciertos aspectos del cine y del lenguaje de las
adaptaciones en general.
Ah, y es la única que he visto, también.
Detalles…
Hay algo que me parece muy curioso en cuanto a mi
experiencia con esta película. La historia de Orgullo y prejuicio
presenta el mensaje de que uno a menudo se engaña a sí mismo si se deja llevar
por las primeras impresiones (de hecho ése era el primer título de la novela, First
Impressions), y que a veces necesitas tener más encuentros con una persona
para darte cuenta de que es mucho más de lo que pensabas la primera vez. Y lo
interesante de todo esto es que eso fue más o menos lo que a mí me pasó con la
película. La primera vez que la vi, a los trece años y sin ningún conocimiento
del libro, no me disgustó, pero llegué al final con la sensación de que no me
había enterado de nada de la historia. La segunda vez tendría quince o
dieciséis años, y aún sin conocimiento de la novela pero con un vago recuerdo
de la primera vez que la había visto, me gustó más; sin embargo, seguía
habiendo partes de la narración que me parecían confusas y no las terminaba de
comprender. La tercera vez que decidí verla fue ya con casi veinte años y,
ahora sí, después de leer la novela. Me enamoró. Y después, cada vez que he
vuelto a verla, no ha hecho otra cosa que sumar puntos.
Es curioso, porque la mayoría de las veces ocurre lo
contrario: ves la adaptación y luego, tras leer el libro original, empiezas a
comparar y a verle los fallos a la película por mucho que te guste. Pero en
este caso, al menos para mí, lo que hizo la lectura de la novela fue ampliar
mucho mi visión de la historia, y al hacerlo fui capaz de ver mejor las
virtudes de la película. Es de las pocas veces que me ha pasado, al menos de
forma tan radical. Pero no puedo dejar de preguntarme: ¿por qué ahora, y no
antes? Es decir, me encanta esta película, pero no puedo olvidar que las dos
primeras veces que la vi me dejó más bien indiferente. Y siendo objetivos, si
necesitas leer la obra original para poder apreciar la película… ¿es ésta una
buena o una mala adaptación?
No es una pregunta retórica, por cierto; me encantaría
conocer vuestras opiniones al respecto. Por mi parte quiero empezar diciendo
que tengo muy claro que las películas perfectas no existen (ni los libros
perfectos tampoco, ya que saco el tema), y que sin duda Orgullo y prejuicio
tiene sus puntos débiles. Y pensando en por qué no me llamaba la atención antes
de leer la novela, creo que sé cuáles son algunas de esas debilidades. De
alguna manera Joe Wright crea una adaptación tan fiel que quizá es “demasiado
perfecta” en el sentido de que hay cosas que se dan por sentado. Eso por una parte
es bueno (no hay sobrecarga de exposición) pero por otra parte quizá falla a la
hora de enganchar al público, ya que en cierto modo parece una película hecha
para espectadores de la época victoriana. Por poner un ejemplo: en el libro hay
cosas ocurriendo “de fondo” que llegado el momento se revelan a través de
cartas, y eso funciona porque el lector tiene la misma perspectiva que la
protagonista y se centra en lo mismo: cuando tiene que leer la carta, lee la
carta. En la película hay dos o tres momentos clave en que se usa la misma
fórmula, pero en mi opinión no funciona igual de bien porque el cine es un
medio visual. Si el espectador está escuchando la lectura de la carta y al
mismo tiempo está viendo paisajes de Inglaterra, no se centra del todo en ninguna
de las dos cosas. Por otro lado, quizá se da demasiado por hecho que quienes
ven la película están lo bastante familiarizados con las costumbres de la época
como para entender de entrada cuáles son los conflictos, y no cuestionar las
reacciones de los personajes. Un buen ejemplo es lo que ocurre en el tercio
final con Lydia Bennet, la hermana de la protagonista: en el libro se dan
muchas explicaciones para dar a entender por qué esto es un drama tan grande
para la familia, mientras que en la película quizá se siente que falta detalle.
Bien, me he enrollado como una persiana con el análisis de los que, pienso, son los defectos más importantes. Ahora vuelvo a mi pregunta inicial: ¿es ésta una buena adaptación de la novela de Jane Austen?
Y me respondo: buena, no. Excelente.
Sí, lo sé, siento aniquilar mi objetividad de esta forma,
pero no puedo evitarlo: como he dicho antes, ésta es una de esas películas que
cuanto más veo más me gustan. Creo que no sólo cuenta la historia de Orgullo
y prejuicio con un balance perfecto entre la fidelidad a la obra original y
la introducción de elementos nuevos, sino que maneja el lenguaje audiovisual
con una gran habilidad. Viendo esta película más veces me he ido fijando en
detalles que al principio pasan desapercibidos; por ejemplo, en el baile de
Netherfield hay un momento en que la cámara se mueve por toda la casa siguiendo
a los personajes y no corta la imagen en ningún momento. Ahora, ¿cómo está tan
bien coreografiada esa escena que la protagonista aparece tres veces en tres
lugares distintos y apenas te das cuenta? Es difícil de explicar y lo estoy
haciendo fatal, pero cuando veáis la película fijaos en esa secuencia porque es
una maravilla. Hay muchos otros detalles preciosos, como la tensión en el
momento que Darcy toca a Elizabeth por primera vez o la transición temporal con
el paso de las estaciones cuando ella está en un columpio.
Otro gran punto a favor son los actores: todas y cada una
de las interpretaciones en esta película son impresionantes, realmente te
parece estar viendo a los personajes del libro. Quizá por eso una de las
escenas más memorables es el primer enfrentamiento entre Darcy y Elizabeth, en
ese jardín bajo la lluvia: la intensidad de los diálogos, las expresiones, la
emoción en cada palabra… Por no mencionar a los personajes secundarios, todos
retratados de forma genial. En especial Brenda Blethyn como la señora Bennet,
que se roba cada escena en la que aparece.
Así que, como veis, mis primeras impresiones me engañaron
un poco, igual que a la protagonista. Esta obra de Joe Wright es una película
para ver varias veces: vale la pena valorar qué te aporta de nuevo cada
visionado. Y al menos yo no tengo problema con eso: la he visto un montón de
veces y la veré un montón de veces en el futuro, y como no me he cansado hasta
ahora parece improbable que me canse con el tiempo. Orgullo y prejuicio
es, no sólo una gran adaptación, sino también una gran película por sí misma.
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