Ahora es cuando debería explicar por qué escogí este
libro para esta categoría, y la verdad es que ni siquiera lo recuerdo muy bien.
Creo que, básicamente, la semana pasada me había quedado sin lectura para el
autobús y tuve que elegir deprisa y corriendo de lo que tenía en casa. Este
libro en concreto recordaba haber empezado a leerlo hace años, y cuando estás
eligiendo lectura prácticamente a ciegas, la familiaridad es un factor que
influye bastante. Además, cuando leí que la sinopsis empezaba con las palabras:
«Hace mucho tiempo en un Reino lejano…» pensé que tal vez esto sería como El caballero de la armadura oxidada: una
vuelta de tuerca a la fórmula más clásica de narrativa dándole a la historia
una filosofía y una visión totalmente nuevas.
El problema con La
Buena Suerte es que no es ficción. Es propaganda.
Los autores cuentan el relato de dos caballeros que le
piden a Merlín un reto para probar su valía, porque supongo que los caballeros
de la corte artúrica no tenían nada mejor que hacer con su tiempo libre, y
emprenden la búsqueda de un trébol mágico de cuatro hojas que concede suerte
ilimitada a quien lo posee. A través de esta situación se establecen las
diferencias entre la suerte a secas (aquella que les sonríe a unos pocos y
nunca dura demasiado) y la Buena Suerte (la que crea uno mismo, cambiando las
circunstancias y no confiando en el azar). Es una filosofía interesante, y el
libro contiene algunos consejos buenos y útiles, sobre todo pensando en esta
era en la que «el futuro es de los emprendedores», según dicen. Estoy segura de
que los autores tenían la mejor de las intenciones, y a juzgar por los cuatro
millones de ejemplares que vendieron no dudo que a mucha gente le haya venido
bien su lectura.
Pero seamos francos, esto es un libro de autoayuda
disfrazado de narrativa. Y ojo, de ningún modo me opongo a la literatura como forma de
transmitir un mensaje, pero de ahí a que la novela no se diferencie en nada de
una presentación power-point hay un gran trecho. Y aquí queda bastante claro
cuáles eran las prioridades, sobre todo viendo lo que dice la última página:
Este
libro se escribió en ocho horas, de un solo tirón. Sin embargo, nos llevó más
de tres años identificar las claves de la Buena Suerte.
Pues se nota. La filosofía de la Buena Suerte está
trabajada y pensada, pero la historia que se usa para transmitirla… bueno, se
escribió en ocho horas, poco más puedo decir. De ahí la estructura tan
repetitiva, los personajes simples hasta decir basta y los recursos no
demasiado sutiles que nos encontramos. Es decir, al principio del relato Merlín
encarga la búsqueda del trébol mágico a dos caballeros, uno con la capa blanca
y otro con la capa negra. Oh, vaya. Me pregunto quién será nuestro héroe.
Ese es otro detalle. Creo que habría disfrutado más
con esta historia si el protagonista hubiera sido el segundo caballero, que al
fin y al cabo era el que necesitaba aprender las lecciones. En vez de eso el
pobre acaba tachado de villano y fracasado solo por tomar las mismas decisiones
que (creo) la mayoría de nosotros habría tomado, mientras que el caballero de blanco
no evoluciona ni aprende nada en toda la historia porque ya era más listo que
nadie dese el principio, y eso hace que no despierte ningún interés.
No se pierde nada por echarle un ojo a este libro,
sobre todo porque es corto y fácil de leer, pero por mi parte tampoco he ganado
gran cosa. La mayoría de los consejos son buenos, pero seguro que había otra
forma de transmitirlos sin que el discurso suene a: «tengo todas las claves
para triunfar en la vida y tú no». Porque si los triunfadores son así de
irritantes, yo casi prefiero quedarme en el lado de los perdedores.