La historia de Harry Potter es la de un niño que un día descubre, no sólo que es un mago y puede estudiar en una escuela de magia llamada Hogwarts, sino también que es un mago muy especial: cuando era sólo un bebé se convirtió en el héroe que había derrotado al Señor Tenebroso. A partir de esta premisa, J.K. Rowling desarrolla la historia de su protagonista a lo largo de siete novelas, cada una sobre un año de éste en el Colegio Hogwarts. A medida que avanza, la trama se va volviendo más oscura, y Harry se enfrenta a múltiples peligros que lo guían poco a poco hasta la batalla final contra su enemigo.
Hay dos aspectos en los que Rowling demuestra su valía como escritora. Una de ellos es sin duda la evolución a lo largo de las siete entregas de todos los personajes, pero especialmente de Harry. La autora es muy consciente de que éste empieza siendo un niño per
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El segundo aspecto en que destaca la labor de la autora es la desbordante imaginación que demuestra en la creación de un universo totalmente mágico: un mundo que se presenta como paralelo al nuestro (ya que la mayoría de los no magos desconocen su existencia) pero que sin embargo convive con nosotros. En las novelas de Harry Potter se da una vuelta de tuerca a la fantasía tradicional, introduciendo elementos de las leyendas mágicas en la cultura británica de los años noventa. Al leer esta saga entramos en una realidad donde vemos deportes con escobas voladoras, bancos protegidos por duendes, capas de invisibilidad, cuadros y fotografías que se mueven y hablan, fantasmas plateados que lloran su muerte en los servicios de las chicas, lechuzas que llevan el correo… Y esto sólo son algunos ejemplos. Por otro lado, en esta historia todo se mueve por la magia más ancestral y poderosa: el amor, que guía las acciones de los personajes y trasciende más allá de todas las heridas y miedos. El amor es el tema central de la saga de Harry Potter.
Por último, como ye he dicho, hay un elemento innegable de nostalgia que influye en mi apego a estos libros. Nostalgia de la experiencia que suponía seguir las aventuras de Harry, de esos momentos que he compartido con muchos otros fans de la saga. Esos años de lecturas, de relecturas, de mordernos las uñas con cada misterio, de teorías sobre lo que ocurriría al final, de reírnos con las travesuras de los hermanos Weasley, de preguntarnos con quién acabaría Hermione, de sufrir con los conflictos de Harry, de llorar por cada muerte, de esperar ansiosamente cada nuevo libro…
J.K. Rowling me ha regalado una historia que no se me olvidará mientras siga escribiendo. Un recuerdo de personajes, de narración, incluso de rasgos de estilo; en definitiva, una huella literaria. Y eso es uno de los legados más bonitos que un escritor le puede dejar a un aprendiz… o a un fan.