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lunes, 24 de febrero de 2014

Pincelada de arte - Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro

Me había planteado dedicarle esta pincelada a algún libro de Oscar Wilde, pero luego pensé que, como las últimas pinceladas de arte fueron sobre Orgullo y prejuicio, quizá hoy debería optar por algo menos clásico. Oscar Wilde es el siguiente en línea.

¡Saludos!

P.D. Hola, soy la versión idealista de Abigail y he pensado que molaría mucho empezar de una vez a tomarme en serio lo de hacer publicaciones semanales. La Abigail pesimista, o “realista” como dice ella, ha fruncido el ceño cuando se lo he comentado, se ha reído y me ha dicho que “menuda novedad”, pero vamos… ¡ese no es el espíritu! ¡Nos vemos el próximo lunes!

Nunca me abandones, del escritor británico Kazuo Ishiguro, es el segundo libro que he leído este año, y una de las lecturas más interesantes que he tenido en mis manos últimamente. Publicada en 2005, esta novela narra el crecimiento de Kathy, una estudiante del inquietante internado de Hailsham, en Inglaterra. Digo “inquietante” porque, a pesar de que al principio parece que las experiencias de Kathy podrían ocurrir en cualquier internado común, desde los primeros capítulos se ven indicios de que Hailsham no es una institución corriente… como tampoco lo son sus alumnos. La historia de Kathy y sus amigos, Ruth y Tommy, se va desarrollando poco a poco (día a día, página a página), mostrando las relaciones entre ellos, el aprendizaje que los tres siguen y su forma de ver y enfrentar la vida después de Hailsham.

Por lo que he dicho en las líneas anteriores podría parecer que estamos hablando de una novela de suspense o de misterio, pero no es así. Y creo que eso es parte de lo que hace esta historia tan interesante, a la par que un poco perturbadora. Desde el principio del relato hay tabúes, conversaciones a escondidas y cosas que se mantienen en silencio, pero no hay investigaciones, ni realmente un interés tan grande por parte del lector en descubrir lo que está pasando. Es decir, ese interés existe, pero es secundario frente a lo que realmente se crea a lo largo de la novela: una conexión entre el lector y los personajes. El interés por saber qué harán y qué les ocurrirá es mayor que el de saber qué es todo este juego de luces y sombras que tiene lugar a su alrededor. Vemos esto como lo que realmente es: una historia de crecimiento y aprendizaje, no tanto una trama que hay que resolver. La misma novela parece intuir que provoca esa reacción, y saca todo el partido posible de ello. Por ello, cuando de vez en cuando deja caer como si nada alguna pieza clave del puzzle o un elemento revelador que hace al lector atar cabos, me atrevería a decir que el impacto es aún mayor. Por sorprendente que sea esa nueva información, lo que se pide del lector es que lo acepte como parte de la vida, y no como la solución a un misterio. Esto hace que en parte la novela sea muy angustiosa y provoque una fuerte sensación de impotencia.

Esta impotencia, como he mencionado antes, nace de la identificación del lector con los personajes. Por supuesto Kathy es la voz narradora y por lo tanto nuestros ojos, de modo que descubrimos este mundo al mismo tiempo que ella. Pero también con Tommy y Ruth se conecta enseguida, ya que si una cosa hay que destacar es que el autor pone mucho cuidado en la construcción de los personajes: todos tienen una personalidad definida y todos tienen sus luchas, sus defectos, sus cualidades y sus distintas formas de reaccionar. Las relaciones entre los tres protagonistas están muy bien llevadas, de modo que los acercamientos y los conflictos entre ellos parecen justificados, y no artificios argumentales para llevar la historia en una dirección concreta.

He dicho que en parte la novela es muy angustiosa, y lo mantengo. Pero al mismo tiempo esos detalles de realidad, de convivencia, de cómo afrontar las dificultades del día a día, de enamoramientos y decepciones, y de ese amor que a veces es doloroso y a veces sana… esos detalles hacen de Nunca me abandones una historia que también es muy hermosa, y que como toda vida humana contiene una conmovedora belleza. Los momentos de tristeza e incomprensión ayudan a que, tras cerrar el libro y dejarlo en la estantería, éste siga resonando en la mente del lector, provocando preguntas y reflexiones. De algún modo la historia (cuyo ritmo, por cierto, es pausado pero no lento, y se hace muy entretenido gracias a la estrategia narrativa del recurrente “de esto os hablaré más adelante” que el narrador emplea) se convierte en una especie de ciclo, pues a pesar de la evidente diferencia entre nuestras circunstancias y las de Kathy, la verdad es que es muy difícil escapar a la sensación de que la novela te hace un gesto y susurra: “Esto también va contigo”.

Nunca me abandones es una lectura que vale mucho la pena y que recomiendo totalmente. Como todos sabemos, el mundo no puede componerse sólo de libros que nos hagan alzar emocionados la bandera de creer en la humanidad: son muy necesarios aquellos que nos hagan cuestionarnos a nosotros mismos, ver lo frágiles que somos y las graves consecuencias que a menudo tienen nuestras acciones. Libros que nos hagan darnos cuenta de que la raza humana no es autosuficiente, porque sólo entonces podemos reconocer nuestra necesidad. Libros que nos pregunten qué es lo que nos hace humanos, y qué estamos buscando. Y éste es, sin duda, uno de esos libros.

viernes, 7 de febrero de 2014

Marcapáginas - El niño en el reflejo: Parte Tres (Final)

Bueno, mi conclusión final es que este experimento de publicar cuentos fragmentados no ha sido la mejor de mis ideas xD. Es evidente que para que eso funcionase en lo más mínimo necesitaría una regularidad de publicaciones que ahora mismo no tengo, pero no es eso sólo. Sencillamente, los cuentos no son folletines: están hechos para leerlos del tirón. Aun así, muchas gracias por seguir este relato a pesar de las complicaciones que os he puesto.

(Cuento retirado temporalmente)