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lunes, 18 de enero de 2010

Pincelada de arte - Psicosis

Para hablar de esta gran obra, primero tengo que establecer una gran verdad: estoy sencillamente harta de que las películas de terror me timen. Y eso es lo que he sentido casi siempre que me he plantado a ver cine de terror actual, que me ha llevado a tener mucha desconfianza. Porque pagar ocho euros para entrar en un cine, pasarlo horrorosamente mal viendo sangre y bichos feos por todas partes, y salir de la sala con el bolsillo más vacío y esa sensación de haber sido estafada con una película sin apenas argumento… no me gusta.


Pero Alfred Hitchcock son palabras mayores, y eso es lo que me demostró esta película.


Psicosis es el relato de una mujer que huye del pueblo tras haber robado una importante suma de dinero, en camino a encontrarse con su amante. Durante su viaje, al hacerse de noche, decide detenerse en una posada donde conoce al hostelero, un tipo muy extraño…


No quiero contar mucho porque si desvelo un poco más de la trama se me va la lengua, pero sólo tengo una recomendación: ved esta película… si tenéis suficiente sangre fría como para hacerlo. Esto sí que es (o más bien era) CINE, señores, cine con mayúsculas y con luces de neón, con un guión de lujo e interpretaciones estupendas: una obra maestra del género. La historia que se desarrolla durante todo su metraje pone a prueba los nervios del espectador, le desafía a permanecer delante de la pantalla si se atreve. Es una de las pocas ocasiones en las que he visto una película de terror y he podido experimentar ese miedo interno, psicológico; esa sensación de pasarlo mal y al mismo tiempo no poder apartar los ojos de la pantalla hasta que llega ese final y te quedas con la boca abierta y una frase dando vueltas en tu cabeza: “¡Pero qué pedazo de PELICULÓN!”.


A quien no le guste el cine de miedo en general que ni se acerque, pero aquellos que, como era mi caso, quieran ver una espeluznante película alejada de las bazofias que se suelen ofrecer hoy en día como pan diario, os la recomiendo muchísimo. Dadle una oportunidad a Alfred Hitchcok: ese odio que sentiréis hacia él cada vez que escuchéis la terrorífica banda sonora de Psicosis, ese temblor, esa mantita trepando sobre vuestra cara… es sólo el precedente del deseo que os inundará, nada más llegar los créditos finales, de ver más películas de este genio del séptimo arte.


La mejor película de miedo que he visto en mi vida, con muchísima diferencia.

(Advertencia: no la veáis solos. No seáis masoquistas, leñe. ¡Las películas de terror se ven con amigos! xD).

domingo, 10 de enero de 2010

Pincelada de páginas - Es que...

Cuando no estoy estancada ante la hoja en blanco de la novela, el problema siempre es otro. Por ejemplo, que me siento descontenta con cada página que escribo.

Es que estoy poniendo palabras de una chica de dieciocho años en boca de unos chavales de catorce, y no tiene nada que ver.

Es que los escenarios están mal descritos.

Es que en esta parte sucede todo demasiado rápido.


Suspiro, resoplo, aprieto el bolígrafo con fuerza. Tachones, más tachones. Y siempre acaba cayendo al papel alguna frase que me gusta tan poco como las otras, pero la dejo porque estoy harta de tachar.

Es que este personaje no es muy agradable que digamos.

Es que no sé en qué capítulo va a pasar tal cosa y tal otra.

Es que llevo demasiado tiempo sin escribir y ya no sé ni de qué va la historia.


Y de vez en cuando, cierro los ojos y miro hacia donde tengo que mirar. De vez en cuando. Es entonces cuando digo: “Por favor, lleva esta historia adonde Tú quieres llevarla”.

Pero hay otra oración, una oración que nunca me acuerdo de hacer, y que hoy ha llegado a mi cabeza como una bombilla que se enciende de golpe. Un recordatorio. Un momento que un escritor nunca debe pasar por alto cuando se dispone a dejar caer palabras que en algún momento, lo sabe perfectamente, serán leídas por alguien más.

A partir de ahora, trataré de recordarlo. Antes de desesperarme ante la página en blanco, o ante la página llena de tachones, inclinaré mi cabeza y oraré por la historia, sí. Pero todavía más importante… oraré por los futuros lectores a los que pueda afectar de alguna manera.

Si estás leyendo esto, significa que he orado por ti.

Y además, te doy las gracias. Muchísimas gracias.

(Sí, sé lo que estáis pensando. ¿Pero por qué leñe nunca me lo ponéis en un comentario? xD. Quiero rapidito unos cuantos comentarios que pongan: "Anda que te has calentado la cabeza con la pincelada, hija...")